Exposición Arqueológica
Una visita a los Omaguas
La exposición permanente del MACCO está integrada por una colección de más de 300 objetos arqueológicos de la llamada Fase Napo (1.100-1.500 d.C.).
En el recorrido, el visitante descubrirá cómo el hombre ha intervenido la selva para hacer de ella un lugar para vivir. Será recibido por un jefe de la tribu de los omaguas (llamados también encabellados de acuedo a las crónicas), en ilustración de Juan Agustín Guerrero (siglo XIX) y desubrirá que la selva es un museo inexplorado.
En la segunda planta podrá encontrar a los Omaguas en todo su esplendor: una impecable cerámica funeraria integrada por piezas antropomorfas y ollas funerarias; platos finamente adornados con “colores que espantan” de acuerdo a los cronistas, como Gaspar de Carvajal, que, sorprendidos por la belleza de la cerámica de esos pueblos, la describieron como la mejor cerámica del mundo.
La tercera planta del museo hace referencia al posible fin de los Omaguas, que se extinguieron por enfermedades y por guerras internas con otros pueblos. Urnas funerarias un poco más toscas y menos elaboradas en la tumba del que llamaríamos el último pirata del río Napo. Además, una serie de objetos de cerámica utilitaria.
La mayor parte de las piezas arqueológicas que conforman la exposición permanente son hallazgos fortuitos en las chacras y casas de los naporunas, pobladores de la ribera del Napo, recogidas, en su mayoría, por los misioneros capuchinos de Aguarico y guardadas con celo, primero, en lo que fue el museo CICAME (Centro de Investigaciones Culturales de la Amazonía Ecuatoriana) y ahora, bajo custodia del Gobierno Autónomo Municipal de Francisco de Orellana, a través del MACCO.